Llíria, como ciudad, tiene sus orígenes en el poblado del Bronce Final ubicado en la Cova del Cavall y la Torreta, poblamiento que se mantuvo en época ibérica llegando a convertirse en la capital de un amplio territorio, Edeta (actualmente el Tossal de Sant Miquel), donde vivía Edecon, rey de Edeta, que tuvo una importante participación en las guerras entre romanos y cartagineses.
Esta ciudad se destruye posiblemente en el s. I a.C., y su población se estableció en el llano edificando una nueva ciudad que, con la romanización, llega a la categoría de municipio de derecho latino. Uno de sus ciudadanos más relevantes en la historia fue M. Cornelio Nigrino, general del emperador Domiciano y rival de Trajano por la corona imperial, y cuyo legado de poder militar y económico se observa en el Santuario Oracular y Termas romanas de Mura, actualmente visitables.
En época medieval es Ciudad Real, como queda reflejado en las fantásticas pinturas del actual Palau de la Generalitat Valenciana, donde aparece representado el síndic de Llíria, así como en el espléndido edificio Ca la Vila, actual sede del Ayuntamiento de Llíria, y construido en época renacentista.
Tras la Guerra de Sucesión (1707), el rey Felipe V, para premiar los servicios del duque de Berwick, vencedor en Almansa, creó y le concedió el Ducado de Liria.
En el siglo XVIII, se produce un avance de la agricultura de Llíria, que repercute en el aumento demográfico.