Natalia Morskova: «Ojalá esto le de un empujón al balonmano»

Natalia Morskova, española de origen ruso, que jugó a balonmano en las filas de la selección rusa en los JJOO de Seúl y en los de Barcelona 1992, ganando en ambas citas olímpicas la medalla de bronce. Además, tiene en un palmarés un oro del Campeonato del Mundo Junior de 1985 y otros dos oros del Campeonato del Mundo de 1986 y de 1990.

En 1991 vino a España y se hizo con trece títulos en la liga española y once Copas de S. M. la Reina, así como una Copa de Europa y dos recopas de Europa –aunque una con el Rostov–. También participó en la selección nacional a las órdenes de Cristina Mayo, la que por aquel entonces era a su vez su entrenadora de club, disputando el Campeonato de Europa de Holanda en 1998 y el Campeonato del Mundo de Italia en 2001.

Actualmente, sigue vinculada al mundo del deporte a través de la nutrición con su programa ‘Elixir de la juventud’.

Pregunta. ¿Cómo y por qué tomaste la decisión de vivir en España?

Respuesta. Estaba terminando mi carrera deportiva y estaba de moda viajar al extranjero y jugar fuera de tu país, tenía muchas ofertas, pero de España no conocía nada. España tenía sol, seguridad y tranquilidad y por eso me vine aquí.

P. ¿Por qué decidiste de jugar con la selección española en lugar de con Rusia?

R. Me hubiera gustado jugar antes, pero hasta que hicimos todos los papeles tardamos. Decidí nacionalizarme porque llevaba mucho tiempo sin competir, hubo muchos cambios en lo que era la Unión Soviética, llevaba cuatro años sin recibir llamadas.

Tenía ganas de competir a alto nivel, fue curioso porque justo cuando estaba apunto de recibir la nacionalidad española me llamaron de la selección de Rusia, pero ya era tarde. Ese año ellas ganaron el Campeonato del Mundo.

P. ¿Qué tiene la Comunidad Valenciana para que te haya hecho quedarte?

R. Eso me pregunto yo todos los días… Viene en el año 1991, salí de Rusia el día que se produce el ‘putch’ con mi hija pequeña y mi marido. Nos tomamos un taxi para ir al aeropuerto y de camino nos encontramos tanques, coches militares…estábamos flipando de lo que estábamos viendo. Además, recuerdo que viajamos con la selección de fútbol en el mismo vuelo, salimos y cerraron Rusia.

Yo tenía contrato solo para ocho meses y medio, y pensé que era una buena opción porque así me retiraba y jugaba mis últimas olimpiadas y me dedicaba a mi familia, pero en la final de Barcelona 1992 me rompí el pie… y, al final, seguí jugando.

Desde entonces, cada vez que quiero volver a Rusia pasa algo que no me permite volver, hay algo que me retiene.

P. ¿Sigues vinculada al balonmano?

R. Hubo una época que sí, al principio me constó muchísimo. Hoy en día veo el balonmano y lo paso mal, duele separarte de ello. Tengo mucha añoranza, pero de vez en cuando me llaman para comentar un partido y me encanta.

De hecho, el otro día estuve en Llíria cuando jugaron los Hispanos en Pla de l’Arc y fue increíble, vuelves a ver caras conocidas.

P. Llíria albergará su segundo gran evento de balonmano tras el torneo preolímpico ¿Crees que este puede ayudar a potenciar el balonmano en la localidad?

R. Anhelo y quiero que esto pase, de hecho, con todo mi corazón que así pase y que no sea un esfuerzo en vano.

Ojalá que este Campeonato del Mundo en Pla d l’Arc le de un empujón al balonmano y le de esa salida que le permita recuperar historia y cultura en la Comunidad Valenciana. La gente aquí echa de menos el balonmano, ha marcado mucho a la comunidad a mi aún me reconocen por la calle. Así que por eso pienso que van a apoyar mucho este evento.

P. Tú has superado muchas lesiones de rodilla ¿Qué le recomendarías a una jugadora que está en fase de recuperación?

R. Es un tema del que me gustaría escribir un libro, no solo se puede hablar de ello en una respuesta.

Yo lo estoy padeciendo hoy en día, entonces lo que yo les diría es que se cuiden y piensen en ellas porque hay más vida después del balonmano.

Muchas veces piensas “quiero estar porque quiero aportar”, “me necesitan”… pero hay que cuidarse más. Yo llegué a jugar con la selección española cuando aún tenía que andar con muletas y eso me remató.

Recalco que hay vida después, pero esto no nos lo enseñan, no hay escuela que te enseñe cómo vivir después de una vida dedicada al deporte y es muy difícil. Tienes que reinventarte, y hay que tener calidad de vida después de todo.

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